En mi querida patria el agua es un bien preciado. La lluvia se demora con bastante frecuencia miramos al cielo, estamos atentos a la previsión, examinamos las nubes, hablamos si de una vez dejarán caer su líquido tesoro llenando los pantanos ablandando la tierra casi imposible de cavar. ¡Cuántas veces mis compañeros y yo alguna vez hemos sudado la gota gorda queriendo hacer un hoyo en una tierra casi de adobe en nuestro querido huerto! Cuando ya por fin llueve la tierra exhala el petricor, aroma de tierra fecundada que pronto dará a luz un verde manto salpicado de flores silvestres visitadas por abejas y mariposas. Los que amamos crear vida celebramos la lluvia, conocemos su preciado valor. Puede ser molesta en la ciudad, pero sin ella quedarían yertos los campos del país, sobre todo en mi Andalucía, siempre mirando arriba y pendiente del tiempo deseando nos sea propicio y caiga la lluvia esperada.
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