No puedo ya contar todas las veces que los seres humanos acogidos al calor de mis llamas se unieron en la noche a formar comunidad. En torno a mí brotaban las historias se bailaban danzas se formaban parejas crecía la amistad. Porque presto mi ardor a las relaciones les subo el calor hasta llegar a inflamarlas. Me dejo remansar en chimenea acogedora o tradicional brasero para templar las moradas de los seres humanos. Disfruto los mil olores de la comida preparada sobre mi corazón cada pueblo con los suyos. Entrego lo mejor de mí y unida está mi vida a la humanidad.

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