Nunca me siento más libre que sintiendo el viento acariciar mi rostro enredarse en mis piernas sacudir travieso mis ropas sobre una altura con el horizonte despejado a mi mirada. La extiendo sin límite si el aire es transparente, como entre una gasa si viene del mar. Contemplo extasiada su mutar, como se vuelve dorado, su virar al rosado, apagarse al violeta hasta el azul profundo llegando la noche. Los vencejos hacen acrobacias en el etéreo elemento que sostiene al cernícalo en su mágica pose casi inmóvil al viento. Sutiles vuelan las mariposas que lo adornan de colores y toda vida alada. Dejad al aire libre recorriendo su ancestral camino hasta el confín del mundo.

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