Eres la sangre casi mágica y transparente que hace brotar vida dondequiera que pasas. ¿Quién se hizo tu dueño, para marcar tu rumbo? ¿Quién te puso precio para hacerse de riqueza con la necesidad ajena? ¿Quién decide a quién darte y a quién negarte? Oigo el clamor de los humildes a los que se te niega, condenados a opresión y hambre. Me indigna la maldad de los que ponen su bolsillo por encima de la humana necesidad. Y llora mi huerta por el agua negada. Los árboles están tristes, las plantas necesitadas, muchas ya marchitas no soportaron la sed. Dejad al agua correr, a las nubes descargar, al océano vivir. Que vuelva su ciclo normal llenando de vitalidad cada rincón del planeta.

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