¿Brotarán los campos sin sembrarlos? ¿Lloverá sin que se nuble el cielo? Pero he aquí que yo, sin haber entregado mi doncellez en mi vientre albergo vida, cuando aún ni la soñaba. De tierra sin cultivar he pasado a campo fecundo. Nunca imaginé ser elegida para traer al santo enviado. Cuando el ángel lo dijo, pregunté como sería tal prodigio. Respondió que la gracia divina me cubriría cual sombra y aquí está el milagro, siento cuando mi hijo se mueve en mis entrañas, mientras va madurando como fruta que crece despacio hasta caer de su árbol. No fue fácil para José pero Dios le envió su ángel a explicarle lo ocurrido, como fiel creyente aceptó el milagro y prometió cuidarnos hasta que Dios disponga que se manifieste el sin igual prodigio. Mientras quedo en dulce espera a ver el rostro de mi hijo.
Feliz navidad y próspero año nuevo.