Tú, que enciendes el fuego para devorar al otro al de diferente creer o pensar, o te ciega el codiciar lo que ya tiene dueño, ¿acaso no tienes hijos? ¿No tienes padres ni hermanos? ¿Tampoco nadie que amas? Las madres pierden hijos en todo semejantes a los que tomas en brazos. Los hijos pierden el amparo de quienes los engendraron. Nunca más los acunará madre o llevará padre de la mano. Ya no habrá más hermano ni hermana con quien compartir los juegos y aventuras. El esposo marchará al frente y su vida será segada como caen las espigas cuando les llega la siega o cualquier arma maldita de una forma traicionera se cobrará la vida de la mujer inocente que sueña vivir en paz. Los amores serán rotos como vaso de vidrio que estalla en mil pedazos. Deja que te llegue su clamor no tapes más tus oídos ante tanto sufrimiento que causas a tus semejantes.

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