Hay una primavera tan fuerte, que es capaz de rebasar a la más bella y gloriosa de cuantas alumbró la Tierra. Es la primavera del alma, con esperanza por aire, bendiciones como lluvia y Dios como Sol de justicia que viene para salvar. Sólo ésa destierra el invierno del corazón apagado y triste, del cansado del camino, del sediento del Señor. Y las almas reverdecen, explotan los corazones en mil capullos de gozo con perfume a paz y vida.
Poesía y fotografía de Auxiliadora Pacheco M. Todos los derechos reservados. Flor de zarzamora en la Huerta Dignidad, Málaga.

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