En mitad del ajetreo diario me llamas dulcemente con la osadía de quien bien me conoce como una amiga de mucho tiempo. Al principio respondo: Mi verso es torpe no llego a la altura del verdadero poeta, ¡me siento tan pequeña ante sus buenas letras! Pero tú, poesía, sabes como atraerme a tus mágicas estancias. ¿No tienes corazón ni alma? ¿No hay nada que te conmueva? ¿No te extasía la belleza? Y vuelves a llevarme donde tú quieres a trovar lo más bello y dar voz al humilde conmoverme toda entera con el alma exaltada como bajo un hechizo que la voluntad encadena.

¿Me invitas a un café?
Agradezco tu colaboración para poder seguir compartiendo en el blog.
1,00 €